lunes, 10 de junio de 2013

EL GENERAL NO TIENE QUIÉN LE ESCRIBA




Es un autor dedicado, fecundo, prolífico, constante, apasionado, tal vez sin formación teórica o académica, hecho más bien en el oficio propio y directo de la palabra, que se ha volcado en múltiples textos poéticos y narrativos de encomiable nivel artístico. Sin embargo, su figura, su imagen, su voz literaria no ha trascendido mayormente en el ámbito cultural, lo cual es injusto. El mismo periodismo no ha fijado mucho su atención en el quehacer de este autor. Casi no se conoce ninguna crónica, comentario o artículo que recree, o dé cuenta de su producción.

Me refiero al escritor y militar José Augusto del Solar Céspedes, nacido el 5 de mayo de 1932 en Paucartambo, provincia del Cuzco. Estudió Primaria y Secundaria en varios lugares: su propia tierra y luego en Cuco, Abancay, Andahuaylas y Lima.

Atendiendo al llamado de su vocación ingresó en forma voluntaria en 1951 a la Escuela Militar de Chorrillos, de donde egresó como Subteniente en 1957. A través de su trayectoria castrense desempeñó diversos cargos, entre ellos los de Profesor en la Escuela de Infantería y en la Escuela Superior de Guerra  del Ejército, comandante de la sétima división de Infantería  en Lambayeque, Presidente del consejo Superior de Justicia  Militar y Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas del Perú.  Ascendió por todos los grados de la carrera militar, hasta General de División del Ejército Peruano.

Este raro, excepcional y extraordinario hombre de armas, siguió varios cursos de especialización y postgrado, tanto en el Perú como en el extranjero. También estudió artes, especialmente pintura, dibujo, teatro, oratoria y propaganda en la Escuela Panamericana de Arte. Fue alumno de arquitectura en la Universidad Popular de Argentina, y de pintura en la Escuela de Bellas Artes de Piura.

O sea que estamos hablando de un militar no solamente empeñoso, dedicado y brillante en su profesión, sino de un intelectual excepcional, casi insular, de amplia y vasta formación humanista, de rígida disciplina profesional y de lograda sensibilidad espiritual y creadora. Por eso, en clara y contundente demostración de que no hay oposición entre la carrera de las armas y de la pluma, podemos presentar esta semblanza de un hombre que hasta hace poco y durante algunos años ha estado residiendo aquí, en Trujillo, sin que los círculos o grupos literarios destaquen su presencia cultural. Entonces, de alguna manera, esta nota tiene también un sentido reivindicativo y justiciero.

Buenos, pues, José Augusto del  Solar Céspedes, se inició en el campo de las letras en 1947 cuando ganó los Juegos Florales “Juan Espinoza Medrano”, de 1948 en poesía.

Posteriormente, al reincorporarse a la vida civil no se dedicó a la literatura como “pasar el tiempo”, o como alguien que busca entretenerse para hacer menos tediosa la vida en “situación de retiro”, sino que aprovecha su nueva condición para dedicarse intensamente a esa otra vertiente de su vida pletórica de sensibilidad, reflexión e inspiración creadora, que, al fin, puede revelar y plasmar en las páginas del libro el fruto de una rica cualidad creadora que se nutre de inspiración natural, telúrica, paisajista, vital, tradicional, evocativa, amorosa; y junto a ello, también el resultado de la reflexión trascendente de largo aliento.

Además, la obra literaria del escritor José Augusto del Solar Céspedes, ha logrado plasmarse gracias a la generosa y amplia comprensión del editor Carlos Vega Ocaña, por cuyo intermedio hemos podido acceder a los siguientes títulos:
En poesía: “Voragine” (2004), “Ansias y cuitas” (2006), “Abisal” (2008), “Nuevo amanecer” (2011), “Esplendor del ocaso” (2011), “Apocalipsis” (2012), “Pródiga longevidad” (2012). En esa vasta relación hay que agregar su libro de poesía quechua: “Runa simickmanta” (“El habla de los hombres”, 2012).




Su producción narrativa comprende: “Delicada línea insondable” (2003), “Fantasmas, duendes y aparecidos” (2004), “Huracán y otros cuentos” (2005), “El niño del cuento” (2005), “Y los cuentos continúan” (2009), “El soñador” (2011),



En todo este conjunto también merece incluirse el relato testimonial sobre la acción genocida, fratricida y criminal del terrorismo, especialmente por parte de “Sendero luminoso”. Los nefastos y trágicos hechos son relatados por Del Solar Céspedes en el volumen “Recordar para no olvidar” (2010). Es obviamente la visión de un militar; por tanto, seguramente influido por un sector principal participante en los hechos; pero no por ello menos valioso.

Como puede verse, la producción intelectual del autor es intensa, pródiga y variada.  La valoración de sus textos es una tarea pendiente y tarea de la crítica. Por ahora va esta nota difusora y el homenaje a un decidido hombre de letras de formación militar, como también lo fue, por ejemplo, Arturo Hernández, el extraordinario narrador de la selva.

Saniel E. Lozano Alvarado

Escritor, periodista, profesor universitario
sanielozanoal@hotmail.com

2 comentarios:

  1. La pluma maestra del Dr. Saniel nos entrega una bella semblanza de la vida y obra de una gran persona y escritor como lo es don José del Solar. Gracias por el sucinto comentario.

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