La china quedó dormida
tras una noche de ensueño,
antes que nazca la aurora,
recio pescador mochica,
va meciéndose en las olas,
sobre un ato de totoras.
La ensenada ya se inunda,
con la luz de la mañana,
suave brisa juguetea,
acariciando las aguas.
El caballito va lejos,
escondiéndose en la bruma,
sólo el rumor de las olas,
queda flotando en la playa.
La libertad con el viento,
la libertad con el mar,
con el sol y el firmamento,
con el remo al navegar.
La dulce canción del mar,
viene con la blanca espuma,
se va hinchando la marea,
se va dorando la playa.
… … …
Lejos, se incendian las nubes,
con el sol, en el ocaso,
que derrama sus destellos,
en los cerros y en las huacas.
Ilusión de fuego y arena,
ilusión de mi soñar,
dulce como estar a solas,
con libertad para amar.
Sueña, navegante, sueña,
con la paz y la esperanza,
sueña pescador cobrizo
buscando amor y bonanza.
… ¡Caballito de totora!
¿Cuándo vas a regresar?
Julio Vega Navarro
No hay comentarios:
Publicar un comentario