lunes, 23 de diciembre de 2013



EL NIÑO MANUELITO
                                      

Entre los musgos y shayapes
de su nacimiento
el Niño Manuelito
mira divertido y contento:
los animales del pesebre,
las luces de colores,
la estrella de Belén,
los pastores del Perú…


Aunque el Niño no puede probar
ni los riquísimos panetones,
ni el chocolate caliente,
ni las deliciosas golosinas,
El dice que está bien
que los cristianos gocen
que en el Perú todos se abracen
y que la paz viva en los corazones.

                        Saniel E. Lozano Alvarado 
                        (Salpo, Otuzco, La Libertad)






NOCHEBUENA EN SALPO


A la luz de oro de los "nacimientos", los salpinos nos arrimamos muy juntos en las horas postreras de diciembre.
Hormiguea el cielo miríadas de estrellas. Clarea la luna en los techos como la misma plata.
Nieves de algodón en los sombreros de paja. Rueca a la cintura y acampanadas faldas de lino, con sus alados pies las pastoras tejen danzas de colores en las callejas serranas. Cantan y danzan con primor:
Niño Manuelito,
aquí te vendo a dar
este dulcecito
que te ha de gustar.

Con acompasadas voces, responden los mozos, sin dejar de darle duro al baile, hasta sacar polvo:
Niño del pesebre,
niño pobrecito:
te regalo mi vida,
tú dame tu corazón.

Noche de villancicos, de paz y de fe. Ríen gozosas las campanas. Los corazones se regocijan. En el corazón de la noche, celebra el señor cura la Misa del Gallo:
-¡Gloria a Dios en las alturas!
En las casas, los Niño-Manuelitos, en sus blandos lechos de paja, relucen su sonrosada tez, más humana que divina.
Pastores, bueyes, asnos, aves..., laten en sus envolturas de yeso y arcilla.
Aligeran sus oraciones las rezanderas. Ya muere la noche, ya se viene el nuevo día. Brotan espontáneos los abrazos:
-¡Feliz Navidad, compadrito, hermanito, papacito, vecinita, tiíta, don Panchito...!
-¡... De igual manera, comadrita, hermanita, hijita, vecinita, Juanacha...!
Contagia el jolgorio. En los hogares se brinda por la paz y la felicidad. Sírvese calientito el chocolate, los deliciosos bizcochos, las copas de vino...  Derrámanse atenciones y parabienes. Se bebe y se baila delante del mismo Jesús hecho niño.
* * *
En su vida miserable, los pobres más pobres no saborean navidades, ni panetones, ni pavos pechugones. Los niños no tienen  juguetes atómicos, ni nada. También son hombres de buena voluntad, pero no conocen la paz. Seguro algún día se levantarán altivos y celebrarán por siempre su propia Navidad.

  Saniel E. Lozano Alvarado 
                        (Salpo, Otuzco, La Libertad)








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